domingo, 15 de noviembre de 2009

Zorros en la cosmovisión andina

Los zorros son animales sagrados en la cosmovisión andina, tradición que se remonta al formativo de la cultura peruana, hace tres mil años.

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Tecnologia y Ciencias con importantes

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Bosque de rocas de Huayllay tiene centenar de sitios rupestres

El bosque de rocas de Huayllay en Pasco cobija más de un centenar de sitios con pinturas rupestres de incalculable valor histórico, informó el Instituto Nacional de Cultura (INC).

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sábado, 14 de noviembre de 2009

Refaccionan ciudadela de Goñigutac en Pasco


La ciudadela de piedra de Goñigutac, en la provincia Daniel A. Carrión en Pasco, es refaccionada para su puesta en valor por parte de arquitectos y arqueólogos del Instituto Nacional de Cultura (INC).
El sitio arqueológico -que tiene un área de dos hectáreas en la cima de una montaña en el distrito de Yanahuanca- tiene una antiguedad de mil años y se presume fue la capital de la civilización Yaro, cultura ganadera que sucumbió a la conquista incaica en el siglo XIV.
El INC informó que la puesta en valor de las ruinas de piedra demandarán una inversión de S/. 500 mil, las obras se estima culminarán en el 2011 y se preve que se convertirá en un importante centro de atracción turística de la Región Pasco.

Cráneos hallados en Sacsayhuamán serían de enemigos de Pachacútec

Un reciente hallazgo en el Parque Arqueológico de Sacsahuamán revelaría que tras algunas batallas los incas les cortaban la cabeza a sus enemigos y luego las usaban como ofrenda en sus rituales. “Los cráneos que hemos descubierto pertenecerían a los huarichacas, una etnia que intentó invadir sitios sagrados al sur del territorio incaico”, afirma el arqueólogo Washington Camacho, director del parque.
Según su hipótesis, Pachacútec habría ordenado decapitar a los invasores, luego de que asesinaran a algunos de sus militares más cercanos.
Fueron tres las cabezas halladas al interior de un aríbalo (vasija gigante) que estuvo enterrado durante siglos en el cerro Qowiqarana, hacia el noreste del parque. Del resto de los cuerpos no se tiene noticia alguna.
En los últimos dos meses, se han realizado importantes descubrimientos en este mismo sector, entre los que se cuentan nueve tumbas (dos pertenecían a niños en posición fetal, que también fueron sacrificados en ceremonias); decenas de vistosos ceramios, que ahora son restaurados por los especialistas; y utensilios metálicos para el tejido. También se pusieron al descubierto recintos de barro y piedra, así como andenería construida, según una maqueta diseñada en piedra, que aún se aprecia en lo alto de una huaca.
Uno de los descubrimientos más celebrados es una cerámica polícroma en forma de pez suche, la cual fue recuperada casi íntegra. Este hallazgo acrecentó el entusiasmo de los arqueólogos.
Además de Qowiqarana, otros sitios aún no explorados en esa prometedora zona noreste del parque son: Pachacútec, Inca Montera, Siwina Cocha, Qosqolloq y Yauullipuquio.
SEPA MÁSINC responde tras informeLa zona noreste del Parque Arqueológico de Sacsahuamán permaneció mucho tiempo sin ser explorada. Lamentablemente, en los últimos cuarenta años, el 95 por ciento de ese territorio fue poblado por familias que migraron a la ciudad del Cusco.
Precisamente, en el cerro Qowiqarana, ubicado en esa zona del parque y que se encuentra lleno de casas y caminos, se ha hallado en los últimos dos meses nueve entierros o contextos funerarios.
Para realizar trabajos de recuperación de la zona noreste del parque arqueológico se requiere un presupuesto de al menos S/.10 millones.
El director del Parque Arqueológico de Sacsahuamán, Washington Camacho, informó que tras el informe periodístico publicado por El Comercio, el Instituto Nacional de Cultura (INC) se comprometió a dar una partida para adquirir los terrenos que forman parte del parque, pero que ahora son propiedad privada.

La cultura nasca desapareció víctima de su propia deforestación


(Tomado de Elpais.com). Aunque nunca fue un imperio, la cultura nazca, que floreció en Perú más de mil años antes que la inca, tiene fama por derecho propio. Los enormes geoglifos que dejaron los nazca en las pampas desérticas del mismo nombre, y que sólo se pueden apreciar plenamente desde una avioneta que los sobrevuele, causan al visitante una mezcla de admiración y misticismo.
No ha faltado quien ha sugerido que en realidad son obra de extraterrestres. Lo cierto es que siguen siendo un misterio que intriga a los investigadores, igual que la súbita desaparición de la civilización, alrededor del año 500 después de Cristo.
En realidad, se cree que un fuerte fenómeno de El Niño causó severas inundaciones y desencadenó la decadencia de los nazca; pero un reciente estudio sugiere que éstos también tuvieron parte de responsabilidad en lo que bien podría considerarse una de las primeras catástrofes ecológicas causadas por la mano del hombre.
Talaron el huarango: No siempre vivieron en armonía con su entornoLos nazca causaron la desertización de sus suelos al talar los bosques para aumentar las áreas de cultivo.
La investigación, encabezada por David Beresford-Jones, del Instituto de Investigación Arqueológica de la Universidad de Cambridge y reseñada recientemente por la revista Nature, sostiene que si los nazca -que eran notables ingenieros hidráulicos- sucumbieron por los deslizamientos e inundaciones provocadas por el fenómeno de El Niño fue porque ellos mismos debilitaron sus suelos al talar extensos bosques, principalmente de huarango -un árbol que puede vivir más de mil años y es clave en su ecosistema-, para dedicar el terreno a cultivos agrícolas.
“Siempre se ha recurrido a dramáticos fenómenos climáticos para explicar los cambios culturales en los Andes”, señala Beresford-Jones en Nature. “Pero esto no se sostiene, si nos basamos en lo que sabemos sobre la cultura humana. Se da la imagen de una cultura estática, golpeada por acontecimientos sobre los que no tiene control. Los nativos americanos no siempre vivieron en armonía con su entorno”.
Simulaciones y estudios en computadoraMediante simulaciones hechas con ordenador, los investigadores muestran que las fuertes lluvias e inundaciones de un Niño severo -como el que efectivamente golpeó la costa peruana en ese tiempo, de acuerdo con los vestigios arqueológicos encontrados en la zona- podrían haber causado graves daños al complejo sistema de canales creados por los nazca para irrigar sus cultivos.
Si los efectos fueron devastadores fue porque, al talar los bosques, los nazca eliminaron el complejo sistema de raíces que mantenía firme el suelo de sus valles.
“Cuando El Niño llegó, se llevó consigo el suelo de la planicie, debido a que éste ya no era sostenido por el bosque. Esto causó la erosión y volvió inservibles los sistemas de irrigación”, explica Beresford-Jones. Para corroborar esta tesis, Alex Chepstow-Lusty, paleoecólogo que trabaja en el Instituto Francés de Estudios Andinos, analizó muestras de polen de uno de los valles.
El resultado dejaba claro que, mientras que los vestigios más antiguos correspondían a árboles como el huarango, las muestras posteriores pertenecían a cultivos como el maíz y el algodón. Después hay un cambio dramático: los sembrados desaparecen y son reemplazados por la mala hierba, la evidencia del desastre natural. Ésta finalmente también desapareció y dejó el terreno como está en la actualidad: convertido en un desierto.
“No se ha aprendido de los errores”A juzgar por lo que se puede ver hoy día en la región costera de Ica, de poco sirvió la experiencia de los nazca, porque la devastación de los bosques secos continúa hasta nuestros días y ha llevado al huarango al borde de la extinción. Los oasis de huarango que consignaron los primeros colonizadores españoles en sus crónicas, mil años posteriores al desastre de los nazca, ya no existen.
El árbol es ahora derribado en minutos para convertir su madera en carbón, pese a que su tala ha sido prohibida por una ley regional. Según explica Consuelo Borda, que trabaja en un proyecto de reforestación que busca salvar los escasos reductos de huarango que aún sobreviven, el 99% de la población original de huarangos en Ica ha desaparecido.
“Antes, hace unas décadas, podías encontrar huarangos incluso en el centro de la ciudad y en las acequias de las afueras; ahora se ha depredado tanto que los últimos reductos de bosque están en algunas dunas en el desierto”. El huarango es clave en Ica, y no sólo por ser un árbol emblemático de la región, sino también porque su capacidad de adaptarse incluso en los suelos más hostiles ayuda a mantener a raya al desierto.
Proyecto de reforestación en marchaSus raíces son capaces de penetrar varios metros en el subsuelo hasta llegar a la capa freática sus hojas atrapan la humedad que proviene del mar y, además, convertidas en hojarasca, se transforman en un importante fertilizante conocido como poña; y su fruto, la huaranga, puede consumirse directamente o convertirse en harina para elaborar otros productos. “Tres años después de sembrado, el huarango empieza a dar sus primeros frutos y puede ser una fuente de ingresos para las familias”, indica Consuelo Borda.
El proyecto de reforestación, en el que también participan las ONG Asociación para la Niñez y su Ambiente, de Perú, y Trees for Cities, del Reino Unido, ha sembrado hasta el momento cerca de 20.000 huarangos en Ica, y también maneja una concesión forestal de unas 120 hectáreas en Usaca, cerca de la actual ciudad de Nazca. Pero, según Borda, el trabajo va más allá de sólo sembrar nuevos árboles: es necesario educar a la población para que aprecie sus virtudes y los defienda de los carboneros.
El trabajo empieza capacitando a la gente para que utilice otros árboles, como el espino -que es capaz de regenerarse con rapidez-, para obtener leña. “Nosotros no plantamos un árbol así no más”, añade Borda. “Primero capacitamos a la gente, luego sembramos con ellos”. El trabajo empieza con los más pequeños, a los que se les enseña el valor del árbol. Aunque han pasado cerca de 1.500 años desde la catástrofe ecológica de los nazca, quizá sus descendientes aún estén a tiempo de aprender la lección.

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